viernes, 8 de abril de 2016

La Segunda Revolución Industrial

A finales del siglo XIX, el mundo entró en una nueva fase de la industrialización:
la Segunda Revolución Industrial, en la cual el liderazgo económico de Inglaterra empezó a ser compartido con nuevas potencias industriales como Alemania, Estados Unidos y Japón.

NUEVAS FUENTES DE ENERGÍA Y NUEVAS INDUSTRIAS

En esta etapa, la electricidad y el petróleo desbancaron al carbón. 

La electricidad tuvo múltiples aplicaciones en la industria (fuerza motriz de las máquinas), en los transportes (ferrocarril, tranvía…), en los sistemas de comunicación (teléfono, telégrafo, radio…), en el ocio (fonógrafo, cinematógrafo…) y en la iluminación.

El petróleo comenzó a extraerse en Estados Unidos a mediados del siglo XIX. La invención del motor de explosión posibilitó su utilización como combustible para los automóviles (1885), un medio de transporte fundamental a partir del siglo XX. Asimismo, la aplicación de un motor diésel a la navegación marítima permitió aumentar la rapidez y capacidad de los barcos. La aviación fue otra de las grandes innovaciones posibles gracias al petróleo: el primer vuelo en avión lo llevaron a cabo los hermanos Wright en el año 1903.

En el ámbito de la industria, la metalurgia adquirió un gran impulso debido a la producción de nuevos metales como el acero inoxidable y el aluminio. Así, la industria del automóvil, con la invención por Henry Ford del coche utilitario, consiguió una gran expansión en Estados Unidos.

La industria química logró un importante desarrollo en Alemania gracias a la fabricación de nuevos abonos, pesticidas, productos químicos (ácido sulfúrico, dinamita, caucho), tintes y productos farmacéuticos. Finalmente, con la utilización del cemento armado se edificaron los primeros rascacielos.


Automóvil patentado en 1886 por Karl Benz primer coche en fabricarse con motor de combustión interna
Louis Renault dirigiendo un
Renault Voiturette, 1903.


















Ford T